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Dendrobates auratus, Colombia

Dendrobates de Colombia: joyas coloridas y venenosas de la selva tropical

Índice

Imagínese en el corazón de una selva tropical colombiana, donde el aire húmedo está impregnado del aroma de las plantas y los cantos de los pájaros se mezclan con el zumbido de los insectos. Entre los helechos gigantes, una silueta diminuta llama su atención: una rana de apenas unos centímetros, pero que brilla como una joya viviente. Amarillo brillante, rojo incandescente, azul eléctrico o verde fluorescente, estos diminutos anfibios parecen salidos de una lata de pintura. Son los dendrobates, a veces llamados «ranas flecha» o «ranas venenosas».

Colombia, reconocido como uno de los países con mayor biodiversidad del mundo, alberga una impresionante variedad de estas pequeñas criaturas. Su fama trasciende las fronteras de la selva: por un lado, su belleza fascina a científicos, fotógrafos y viajeros; por otro, su legendario veneno despierta temor y curiosidad.

Pero detrás de estos llamativos colores se esconde una realidad más compleja: los dendrobates no son meras curiosidades exóticas. Están en el centro del equilibrio ecológico de los bosques tropicales, llevan consigo una historia cultural que se remonta a miles de años y hoy representan un importante reto para su conservación.

En este artículo, nos adentraremos en el mundo de los dendrobates de Colombia, descubriremos qué los hace únicos, comprenderemos su papel en la naturaleza y la cultura, y exploraremos cómo observarlos sin ponerlos en peligro. ¡Prepárate para conocer a las estrellas venenosas más pequeñas de la selva!

Aunque a menudo se confunden en el lenguaje común, las ranas y los sapos presentan varias diferencias notables. Las ranas suelen tener la piel lisa y húmeda, adecuada para la vida en medios acuáticos o muy húmedos, y sus largas patas traseras les permiten dar grandes saltos. Los sapos, en cambio, tienen la piel más seca y áspera, a menudo cubierta de pequeñas verrugas, lo que les hace más resistentes a los ambientes secos. Sus patas son más cortas, lo que las hace más aptas para caminar y dar pequeños saltos. Por último, desde el punto de vista taxonómico, las ranas y los sapos pertenecen a la misma familia de anuros, pero a géneros diferentes: las ranas suelen agruparse en Rana y los sapos en Bufo.

Rana Atelopus spurrelli, región de El Valle (Pacífico chocoano), Colombia
Atelopus spurrelli observado en la región de El Valle (Pacífico Chocoano)

¿Qué es un dendrobate?

Los dendrobates son ranas diminutas. La mayoría de las especies miden entre 1,5 y 6 cm de longitud, y algunas especies raras alcanzan los 6 cm. También pesan muy poco, generalmente entre 3 y 8 gramos. A pesar de su pequeño tamaño, estas ranas pueden vivir un tiempo relativamente largo para los anfibios: en estado salvaje, suelen vivir entre 4 y 6 años.

Los dendrobates pertenecen a una familia deanfibios conocida como Dendrobatidae. Su nombre procede del griego dendron («árbol») y bates («caminante»): literalmente, «caminantes de árboles». Pero al contrario de lo que sugiere su nombre, estas ranitas pasan gran parte de su vida en el suelo o sobre la vegetación baja de la selva tropical.

Ranas diminutas de colores explosivos

Lo primero que llama la atención al cruzarse con un dendrobate son sus colores. A diferencia de la mayoría de las ranas, que suelen ser discretas y camufladas, los dendrobates parecen haber elegido justo lo contrario: visten colores vivos y contrastados. Amarillo sol, naranja incandescente, azul turquesa, rojo carmín, verde fluorescente… algunas incluso lucen motivos geométricos o moteados dignos de una obra de arte contemporánea.

Sin embargo, estos colores no están ahí para seducir: sirven sobre todo deadvertencia. Es lo que se conoce comoaposematismo: un código natural que significa «no te acerques, soy peligroso». Y en el caso de los dendrobates, no es ninguna exageración…

Toxicidad legendaria

La mayoría de los dendrobates producen un veneno más o menos potente, derivado de su dieta (más sobre esto más adelante). Algunas especies son simplemente irritantes al tacto, mientras que otras, como la famosa Phyllobates terribilis, están consideradas como los animales más tóxicos del mundo. Un solo gramo de su veneno podría, en teoría, matar a decenas de personas.

Afortunadamente, no hay nada agresivo en estas ranas: no atacan, y la mayoría sólo son peligrosas si las manipulas o entras en contacto directo con sus toxinas.

La Phyllobates terribilis(rana dardo dorada), considerada la rana más tóxica del mundo, es endémica de Colombia. Se encuentra exclusivamente en la costa del Pacífico, sobre todo en los bosques húmedos del Chocó y el Valle del Cauca. A pesar de su modesto tamaño – apenas 4 a 5 cm – esta rana de color amarillo brillante posee un veneno extraordinariamente potente: la cantidad de alcaloides que contiene un solo individuo podría bastar para matar a varios seres humanos.

Una paradoja viviente

Los dendrobates representan una paradoja fascinante: diminutos pero poderosos, frágiles pero temidos, bellos pero peligrosos. Ellos solos encarnan la idea de que la selva colombiana es un mundo donde la belleza y el peligro coexisten constantemente.

Rana dendrobate, Parque Tayrona, Colombia
Dendrobate observado en la región de El Valle (Choco Pacífico)

Dendrobates en Colombia: diversidad y distribución

Colombia es un verdadero santuario para los dendrobates, con 103 especies registradas en todo el país. Esta diversidad se estructura en 12 géneros distintos, divididos en tres subfamilias:

  • Hyloxalinae: formado únicamente por el género Hyloxalus, con 29 especies.
  • Colostethinae: comprende 36 especies, incluidos los géneros Ameerega (5 spp.), Colostethus (12 spp.), Epipedobates (3 spp.), Leucostethus (8 spp.), Paruwrobates (1 sp.) y Silverstoneia (7 spp.).
  • Dendrobatinae: 38 especies, incluidas Andinobates (13 spp.), Dendrobates (3 spp.), Ectopoglossus (4 spp.), Oophaga (7 spp.), Phyllobates (5 spp.) y Ranitomeya (6 spp.).

Desglose geográfico

Los dendrobates colombianos ocupan hábitats muy diversos, que van desde las llanuras amazónicas hasta los bosques andinos, pasando por las zonas costeras y húmedas del Pacífico. Cada departamento ofrece condiciones únicas en cuanto a clima, vegetación y microhábitats, lo que explica la presencia de especies locales diferentes. He aquí los principales departamentos que albergan estas ranitas:

  • Córdoba: situado en la región del Caribe, este departamento combina sabanas, bosques secundarios y humedales costeros. Los dendrobates que se encuentran aquí explotan las charcas temporales y el sotobosque húmedo de los pequeños bosques residuales.
  • Chocó: famoso por ser una de las regiones más lluviosas del planeta, el Chocó está cubierto de bosque tropical denso y húmedo. Varias especies endémicas encuentran refugio en la hojarasca y los microhábitats creados por las bromeliáceas. Las altitudes oscilan entre 0 y unos 1.500 m, ofreciendo una diversidad de nichos ecológicos.
  • Valle del Cauca: zona de transición entre los Andes y la costa del Pacífico, el Valle del Cauca combina selva baja y zonas premontanas. La biodiversidad es muy rica gracias a los gradientes de altitud y a la humedad constante.
  • Antioquia: Departamento andino con terrenos variados que van desde valles cálidos hasta cumbres húmedas. Los dendrobates se encuentran principalmente en bosques húmedos tropicales y zonas de niebla a media altitud.
  • Cauca: región montañosa con bosques subandinos y premontanos. Algunas especies endémicas se han adaptado a condiciones más frescas y húmedas, a menudo lejos de las zonas pobladas.
  • Risaralda: esta zona de bosque húmedo tropical es un importante corredor ecológico para los dendrobates. Las pequeñas charcas, la densa hojarasca y el sotobosque sombrío albergan poblaciones locales estables.
  • Santander: Departamento andino con ecosistemas variados, incluyendo bosques húmedos, valles y zonas rocosas. Los dendrobates se encuentran principalmente en el sotobosque húmedo y en las riberas de los arroyos.
  • Cesar: zona de transición entre los Andes y el Caribe, el Cesar presenta un mosaico de bosques, sabanas y manglares costeros. Esta diversidad de ambientes permite la cohabitación de varias especies con distintos requisitos ecológicos.
  • Magdalena: departamento costero y fluvial, donde los dendrobates colonizan bosques aluviales y humedales cercanos a los ríos. La elevada humedad y los variados microhábitats favorecen su supervivencia.
  • Sucre: departamento costero con humedales, bosques residuales y manglares, favorable a ciertas especies locales. Los dendrobates explotan charcas temporales y micronichos protegidos en bosques fragmentados.

En conjunto, estos departamentos muestran hasta qué punto Colombia es un verdadero mosaico de microhábitats, que permite a cada especie de dendrobates encontrar las condiciones óptimas en términos de altitud, temperatura, humedad y cobertura vegetal. Esta fina distribución explica también la vulnerabilidad de estas ranas a los cambios locales de hábitat.

Hábitat y condiciones de vida de los dendrobates colombianos

Los dendrobates colombianos ocupan un amplio rango altitudinal, pero la mayoría de las especies se encuentran en bosques tropicales bajos y bosques premontanos.

Altitud

Su distribución en función de la altitud puede clasificarse en tres categorías principales:

  1. Especie de baja altitud (0-300 m): se encuentra principalmente en los bosques costeros y en las llanuras del Pacífico, donde el calor y la humedad son constantes.
  2. Rango intermedio (300-900 m): muchas especies andinas y de los valles ocupan este gradiente, aprovechando los bosques húmedos de los valles y los bordes de los bosques.
  3. Especies premontanas/montanas(> 900-1.500 m): algunas especies endémicas se encuentran en los bosques de niebla y premontanos, donde las temperaturas son más frescas y la humedad elevada.
Humedad y temperatura

Estas ranas están estrictamente asociadas a bosques muy húmedos. Dependen de suelos húmedos, precipitaciones abundantes y micrositios húmedos como hojas muertas, tocones y axilas de bromeliáceas.

  • Humedad relativa: alta, generalmente entre el 75 y el 100% en los microhábitats.
  • Temperatura: en un entorno natural, oscila entre 22 y 28°C, con variaciones en función de la altitud y la exposición.
Microhábitats esenciales

Los dendrobates utilizan varios micrositios que son cruciales para su alimentación, reproducción y supervivencia de sus renacuajos:

  • Hojarasca y tocones húmedos: utilizados por la mayoría de las especies terrestres como lugar de alimentación y puesta de huevos.
  • Bromelias y pequeñas bolsas de agua: algunos padres transportan a sus renacuajos en estas micro-piscinas para asegurar su desarrollo.
  • Riberas de ríos y arroyos forestales: zonas ricas en invertebrados presa y fuentes permanentes de humedad.

Estos frágiles microhábitats explican por qué incluso pequeños cambios locales -talas selectivas, carreteras forestales, plantaciones- pueden alterar el equilibrio ecológico de una población.

Tolerancia a hábitats modificados

Algunas especies toleran entornos moderadamente degradados, como plantaciones o jardines rurales, y pueden sobrevivir en los límites de zonas habitadas. En cambio, especies emblemáticas muy localizadas, como Phyllobates terribilis, están estrictamente ligadas a su hábitat primario.

Dendrobate, Colombia
Dendrobates truncatus observado en el Parque Nacional Tayrona

Los colores y su función biológica

Lo primero que llama la atención de los dendrobates es su vestimenta: explosiones de amarillo, rojo, azul, naranja, negro… Estos colores no son un accidente ni una mera decoración: desempeñan un papel fundamental en la supervivencia, la comunicación y la evolución de estas ranas.

Advertencia a los depredadores: aposematismo

Los colores llamativos de los dendrobates son una señal deaposematismo: una advertencia visual que dice «soy tóxico, no me comas». Este código es eficaz porque muchos depredadores aprenden rápidamente a asociar un color llamativo con el mal gusto o el peligro. Así que una rana con colores contrastados reduce mucho el riesgo de ataque. En algunas especies muy tóxicas (por ejemplo, las Phyllobates, de colores llamativos), la señal es especialmente clara: más vale prevenir que curar para las aves y los pequeños mamíferos que comparten el bosque.

Variaciones de color según la especie y el territorio

El color viene determinado por la historia evolutiva de cada especie, pero también por la geografía. Algunas especies presentan un pelaje relativamente uniforme en toda su área de distribución, mientras que otras muestran un marcado polimorfismo: distintas poblaciones de la misma especie pueden tener pelajes radicalmente diferentes según el valle, la altitud o la isla donde vivan. Estas variaciones son el resultado de una combinación de factores: la selección natural (diferente presión de los depredadores en distintos lugares) y la deriva genética en poblaciones aisladas. Técnicamente, el color es el resultado de una combinación de pigmentos (pteridinas, carotenoides) y efectos estructurales de la piel, mientras que la toxicidad depende a menudo de compuestos químicos acumulados a través de la alimentación (hormigas, colémbolos, ácaros).

Por ejemplo, Oophaga histrionica muestra patrones muy diferentes entre las poblaciones del Chocó y del Cauca.

Mimetismo: cuando los colores se convierten en una estrategia compartida

El mimetismo es una consecuencia fascinante del aposematismo: varias especies pueden converger en motivos similares para reforzar el mensaje «peligroso». Hay dos tipos principales relevantes para los dendrobates:

  • Mimetismo mülleriano: dos (o más) especies tóxicas adoptan una coloración similar. Al compartir la misma «señal de stop» visual, aceleran el aprendizaje de los depredadores y reducen los ataques de todas las especies implicadas.
  • Mimetismo batesiano: una especie no tóxica imita el aspecto de una especie tóxica conocida para beneficiarse de la protección que le ofrece la reputación de la original.

En los dendrobates, a menudo observamos «anillos» de similitudes locales, es decir, grupos de especies diferentes que muestran patrones muy parecidos en la misma zona. Este fenómeno complica la identificación sobre el terreno e ilustra hasta qué punto la selección natural puede moldear el color como estrategia colectiva.

Oophaga pumilio / Foto de Jelle de Gier en Unsplash

    El veneno de los dendrobates

    Los dendrobates fascinan a los biólogos sobre todo por su temible veneno, que les ha valido el sobrenombre de » ranas dardo venenosas». Pero este veneno, auténtica obra maestra de la adaptación evolutiva, esconde muchas sutilezas y merece ser desmitificado.

    Origen del veneno: un legado dietético

    Contrariamente a la creencia popular, los dendrobates no producen su propio veneno. En realidad, su toxicidad procede de lo que comen en la naturaleza: ciertas hormigas, ácaros, escarabajos o incluso pequeñas presas contienen moléculas alcaloides particulares. Una vez ingeridas, estas sustancias se almacenan y transforman en la piel de la rana, lo que les confiere su poder tóxico. En cautividad, donde su alimentación es diferente (moscas, grillos, drosophila), los dendrobates pierden toda o casi toda su toxicidad, prueba de esta dependencia alimentaria.

    Los términos venenoso y venenoso se confunden a menudo, pero se refieren a dos realidades distintas. Un animal venenoso es tóxico cuando se le toca, se come o entra en contacto con sus secreciones: es el caso de los dendrobates, cuya piel contiene potentes alcaloides. Por el contrario, un animal venenoso inyecta activamente su veneno a través de un órgano especializado, como los colmillos de una serpiente o el aguijón de un escorpión. En otras palabras, los dendrobates no «pican» ni «muerden» para transmitir su veneno: es el tejido de su piel el que constituye su arma química.

    Efectos del veneno en el sistema nervioso

    Los alcaloides del dendrobato actúan principalmente sobre el sistema nervioso. Bloquean o interrumpen la transmisión de los impulsos nerviosos entre las células, lo que puede tener diversos efectos según la molécula y la dosis: entumecimiento, parálisis muscular, paro respiratorio o cardíaco. Una de las más conocidas, la batracotoxina, presente en Phyllobates terribilis, está considerada como uno de los venenos naturales más potentes del mundo. A modo de comparación, unos pocos microgramos bastan para neutralizar a un mamífero de tamaño medio.

    Uso tradicional por las poblaciones indígenas

    Algunas comunidades indígenas del Chocó y otras zonas de Colombia han explotado esta arma biológica. Utilizaban (y a veces siguen utilizando) las secreciones de la piel de Phyllobates terribilis, la famosa «rana terrible», para recubrir las puntas de sus flechas de caza. Esta práctica, que dio lugar al nombre inglés de poison dart frogs (ranas venenosas), era una forma eficaz de cazar animales pequeños. No se mataba a las ranas: los cazadores frotaban suavemente la piel del animal sobre la punta de la flecha y luego lo devolvían a su entorno.

    Hechos y mitos sobre su peligrosidad para el ser humano

    A pesar de su temible reputación, los dendrobates no suponen una amenaza directa para el ser humano en condiciones normales. El único peligro es el contacto directo y prolongado con la piel de las especies muy tóxicas, o su ingestión. En cautividad, son inofensivos porque no contienen veneno. Sin embargo, su misteriosa aura ha alimentado una serie de mitos: a veces se piensa que son capaces de matar a un humano con un simple roce, pero esto es muy exagerado. En realidad, sólo hay unos pocos casos documentados de envenenamiento accidental, a menudo relacionados con la manipulación descuidada de especies muy tóxicas en su entorno natural.

    Phyllobates terribilis, la rana más tóxica del mundo / Foto de Travis Leery en Unsplash

    Amenazas y conservación

    A pesar de su veneno y sus colores de advertencia, los dendrobates no están protegidos contra la mayor amenaza para la biodiversidad mundial: la actividad humana. Su fragilidad ecológica los convierte en valiosos indicadores de la salud de los ecosistemas tropicales. Sin embargo, en Colombia, varios factores ponen en peligro su supervivencia.

    Destrucción del hábitat

    La principal amenaza es la deforestación, que avanza rápidamente en las regiones amazónica, andina y del Pacífico. Los bosques tropicales, esenciales para los dendrobates, están siendo mordisqueados para :

    • Agricultura extensiva, sobre todo ganadería y plantaciones de plátano, palma aceitera y coca,
    • Minería legal e ilegal, que contamina suelos y cursos de agua con mercurio y otros metales pesados,
    • Las infraestructuras viarias y urbanas, que fragmentan el hábitat aislando a las personas.

    Sin embargo, los dendrobates dependen de un microclima muy preciso (humedad, refugio, bolsas de agua). Un corte selectivo, una plantación o una simple carretera pueden bastar para desequilibrar un lugar y condenar a una población local.

    Comercio ilegal de animales exóticos

    La belleza de los dendrobates los convierte en objetivo del comercio ilegal internacional de mascotas exóticas.
    Los individuos, a veces endémicos y raros, son sacados de su entorno natural para venderlos en los mercados negros de Europa, Asia o Norteamérica. Algunas especies, como Oophaga histrionica y Phyllobates terribilis, alcanzan precios exorbitantes. Esta recolección incontrolada debilita drásticamente unas poblaciones ya de por sí limitadas geográficamente.

    Cambio climático y enfermedades fúngicas

    El calentamiento global está cambiando los regímenes de precipitaciones y las temperaturas, alterando las condiciones microclimáticas que necesitan los dendrobates.
    Otra amenaza es para la salud: la quitridiomicosis, una infección causada por el hongo Batrachochytrium dendrobatidis, responsable de descensos masivos de las poblaciones de anfibios en todo el mundo. Aunque algunas especies de dendrobates parecen ser más resistentes que otras, la enfermedad sigue siendo un peligro latente.

    Proyectos de conservación y santuarios en Colombia

    Afortunadamente, Colombia está desarrollando una serie de iniciativas de conservación:

    • Lucha contra el tráfico: sensibilizar e intensificar los controles aduaneros para reducir el comercio ilegal.
    • Santuarios y reservas naturales: como la Reserva Natural del Chocó o proyectos comunitarios en el Valle del Cauca, donde la población local se convierte en guardiana de la biodiversidad.
    • Programas científicos: el estudio de los dendrobates por parte de universidades y ONG colombianas está permitiendo comprender mejor su ecología e identificar zonas prioritarias para su protección.
    • Ecoturismo responsable: algunas comunidades promueven la observación de dendrobates como alternativa económica sostenible a las actividades destructivas.
    Oophaga histrionica / Foto de Dimitry B en Unsplash

    Observación de dendrobates en Colombia

    Observar dendrobates es una experiencia fascinante para los amantes de la naturaleza y la biodiversidad. Con sus colores brillantes y sus patrones de comportamiento únicos, estos anfibios son una de las joyas vivas de la selva colombiana. Pero su fragilidad ecológica exige un enfoque responsable y respetuoso.

    Las mejores regiones para el ecoturismo

    Varias zonas de Colombia ofrecen a los viajeros la oportunidad de descubrir estas coloridas ranas en su hábitat natural:

    Como habrás deducido al leer este artículo, en teoría es posible avistar dendrobates en casi cualquier lugar de Colombia, siempre que te encuentres en un entorno de selva tropical húmeda. Estos anfibios ocupan una gran variedad de nichos ecológicos, pero para aumentar realmente las posibilidades de avistarlos, algunas regiones destacan por su riqueza en especies y la presencia de guías especializados.

    • Chocó: tanto en la costa del Caribe (Sapzurro, Capurganá, Acandí, Triganá) como en la del Pacífico (Bahía Solano, El Valle, Nuquí), esta región es un auténtico paraíso para los dendrobates. Las abundantes lluvias y la exuberante vegetación crean un hábitat ideal. Una excursión acompañada por un guía local es la mejor manera de descubrir estas coloridas ranitas con total seguridad y casi con la certeza de encontrar alguna.
    • Amazonas: saliendo desde Leticia o Puerto Nariño, podrás adentrarte en la selva más grande del mundo, donde cada rincón de la vegetación alberga tesoros biológicos. Con un guía indígena que conoce a la perfección los senderos y las especies locales, tendrá la oportunidad de ver dendrobates en un entorno espectacular, en el corazón de una biodiversidad sin igual.
    • Putumayo: esta región situada en el límite de la Amazonia, sobre todo en los alrededores de Mocoa, también cuenta con una impresionante riqueza forestal. Los arroyos de los alrededores, la hojarasca del bosque y los humedales son lugares en los que podrías cruzarte con un dendrobate, a veces incluso con una especie rara y localizada.
    • Valle del Cauca (San Cipriano): la reserva forestal de San Cirpiano, cerca del pequeño pueblo del mismo nombre no lejos de Cali, accesible en «brujita» (pequeño carro motorizado sobre raíles), es una de las joyas ocultas del departamento. Enclavada en el corazón de un bosque tropical surcado por ríos cristalinos, alberga varias especies de dendrobates, algunas de ellas endémicas.

    Por supuesto, es posible encontrarlos en otros lugares. El Jardín Botánico de Cartagena, por ejemplo, es un buen lugar para avistarlas, al igual que el Parque Nacional Tayrona, aunque los avistamientos allí suelen ser más raros y aleatorios (¡hay que buscar bien!).

    Normas de seguridad y respeto de la fauna

    Los dendrobates, aunque diminutos, deben abordarse con precaución y respeto:

    • Nunca los toques: su piel contiene alcaloides tóxicos y manipularlos también puede estresarlos o dañar su fina capa cutánea.
    • Manténgase en los senderos: así evitará atropellar accidentalmente a individuos camuflados entre la hojarasca.
    • Obsérvelos en silencio y a distancia: un comportamiento tranquilo facilita la apreciación de sus movimientos y cantos.
    • No utilices flash: la luz artificial puede molestar a los animales.

    Y no olvide que la observación de los dendrobates requiere sobre todo paciencia (¡y un poco de suerte!): estas ranitas son discretas, a menudo se camuflan en la vegetación, y a veces hay que quedarse quieto y prestar atención durante largos minutos antes de divisar sus brillantes colores.

    La importancia de los guías locales de naturaleza

    Para una observación satisfactoria, se recomienda encarecidamente ir acompañado de un guía naturalista:

    • Estos expertos conocen los hábitats, cantos y comportamientos que permiten localizar a las ranas.
    • Su presencia garantiza una experiencia enriquecedora, con explicaciones sobre la ecología, la reproducción y las amenazas a las que se enfrentan estos anfibios.
    • Por último, su actividad promueveel ecoturismo comunitario, una alternativa económica que anima a la población local a proteger el bosque y a sus habitantes.
    Dendrobates leucomelas / Foto de Ian Murray en Unsplash

    Conclusión

    Los dendrobates de Colombia no sólo son tesoros de la biodiversidad, sino también embajadores vivientes de la riqueza natural del país. Encontrarse con ellos en el corazón de la selva, escuchar su discreto canto y sorprenderse con el brillo de sus vivos colores entre las hojas es una experiencia inolvidable para cualquier viajero. Pero esta magia sólo existe si elegimos viajar de otra manera: respetando su frágil hábitat, recurriendo a guías naturalistas locales y apoyando a las comunidades que protegen estos bosques.

    Al aventurarse por los senderos del Chocó, la Amazonia o los valles andinos, está contribuyendo directamente a la conservación de estos ecosistemas únicos. Ver un dendrobate es asombrarse, pero también implicarse en un turismo responsable y comprometido con la naturaleza.

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    Los autores : Caro & Romain

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